miércoles, 30 de noviembre de 2011

GUILLERMO” COCO” GARRIDO MURIÓ DE UN GOLPE EN LA NUCA

Peritos bonaerenses sostienen que el joven fue víctima de un homicidio policial

De el trabajo realizado por peritos bonaerenses, entorno a la muerte de Guillermo “ Coco” Garrido, en un calabozo de la comisaría de El Bolsón, el muchacho no se suicido, en realidad se está ante un homicidio policial, según se desprende de un informe especial publicado por Pagina 12.

Garrido, murió en un calabozo de El Bolsón a mediados de enero del este año, en principio la investigación encabezada por el juez Ricardo Calcagno y tras la primer autopsia, la causa fue archivada asegurándose que el joven “Coco” se había suicidado, ahorcándose con un cinto; pero familiares, amigos y movimientos sociales comunitarios no pararon en el reclamo con movilizaciones, logrando con el correr de los meses desarchivar la causa.
Una vez reabierta la investigación, por intervención y orden de la Cámara del crimen, recién la abogada de la familia de la víctima, la dra Marina Schifrin recién pudo ver fotocopias del expediente tres meses después. A partir de allí la jefa de los fiscales, Liliana Piccinini, pidió nuevos peritajes y reautopsias y mediante un convenio convocó a los expertos de la Procuración bonaerense.
 A diez meses del hecho y con la intervención de un equipo de expertos  forenses en criminología  bonaerenses, se logró dar veracidad a las sospechas de familiares y amigos de “ Coco” Garrido, ya que del informe de los peritos se desprende que el joven no fue suicidio en realidad había sido un homicidio policial, tal como consigan pagina 12 en su informe.

En ese marco es que el informe del equipo de expertos –al que tuvo acceso Página/12– cuestiona los groseros fallos de la primera autopsia realizada por forenses locales y sostuvo que Garrido había recibido un golpe en la nuca con un objeto duro y romo. La causa había sido archivada como suicidio por el juez Ricardo Calcagno.

Más adelante el informe señala que la marca del golpe implica que fue dado con fuerza suficiente como para “provocar una anestesia previa de Brouardel”, denominación forense que en lenguaje coloquial significa que lo durmieron de un golpe en la nuca. También en términos forenses, la anestesia de Brouardel es la que precede al suicidio por mano ajena, preferentemente policial si se produjo en una comisaría.
 El perito especialista Creimer, fue el encargado de armar el perfil psicológico de Garrido y la definición que obtuvo la llevó a desestimar la posibilidad del suicidio, ya que el joven mantenía “buena relación con los miembros de su familia”; “afianzada relación de pareja”; “proyectaba ser padre”; “esperaba con expectativas el cumpleaños de su mujer (que sería al jueves siguiente de su último día de vida) y ya había acordado cuál sería el regalo”; tenía “buenas relaciones con sus compañeros de estudio y laborales”. A esto en el informe se agrega que “Otros dos puntos que me parecen importantes para desestimar en este caso el riesgo suicida son la obtención reciente del puesto de trabajo en el supermercado y la evaluación médica que tuvo momentos antes a su muerte” (en el informe del hospital, la médica que lo atendió “no encontró un sujeto descompensado ni en situación de riesgo”).

 Los  especialistas bonaerenses son durísimo con el perito rionegrino que intervino en la autopsia de Garrido,  sosteniendo que “no fue (una autopsia) metódica completa”, que “llamativamente” no analizó el “surco de ahorcadura”, “no se realizaron exámenes complementarios radiológicos, anatomopatológicos y toxicológicos”; “no se analizaron huellas ni rastros en el cinturón ni su resistencia mecánica a la tracción y estiramiento para soportar el peso de una persona como Garrido sin romperse”. Sin posibilidad de analizar el surco de ahorcamiento ni huellas en la musculatura porque sólo quedaban los huesos, el equipo de Creimer analizó las vértebras cervicales, y halló rastros en la apófisis de la segunda vértebra compatibles con marcas de ahorcadura.
 Para colmo, el informe señala la notoria “ausencia del cinturón del cual pendía presuntamente la víctima”; que desde la altura de la que se habría colgado Garrido según la policía, hubiera quedaba apoyado en el piso con los pies; que según la policía Garrido había sido llevado a un baño externo a la celda (media hora antes de aparecer muerto) cuando en la celda hay letrina.
 Y como si fuera poco, el día en que el equipo de la Procuración bonaerense convocó a los policías que habían estado de guardia esa noche, éstos se negaron a concurrir. Fueron citados por orden de Calcagno, quien adoptó una medida sugerente para obligarlos a asistir. Imputó a los diez que estaban en la mira, con lo que como imputados no están obligados a decir la verdad, más allá de que la imputación sea de mentirita: los imputó pero no especificó de qué los imputaba, informa sobre el final de la nota Pagina 12.


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